Por usar su nombre sin su consentimiento.

Para celebrar su 70 aniversario, Ferrari mostraba en el Salón de París 2016 una serie de ediciones especiales, de limitada producción, inspiradas en personajes icónicos asociados a historia de la marca italiana.

Entre ellos, se encontraba el actor Steve McQueen. Bien, pues la broma podría salirle cara a Ferrari: los herederos del artista han interpuesto una demanda por utilizar el nombre McQueen sin su autorización.

Bajo la denominación ‘The McQueen‘, cinco cavallinos formaban parte de esta serie exclusiva, concebida en el departamento de personalización de Ferrari. Todos ellos se inspiraban en el Ferrari 250 GT Berlinetta Lusso de 1963, que fue el primer ‘cavallino’ adquirido por McQueen, cuya afición al automóvil ha llevado a asociar su figura a no pocos efectivos de cuatro ruedas.

Esta unidad en concreto del clásico Ferrari nacido en 1962, que se subastaba hace más de diez años restaurado para la ocasión, fue adquirido por encargo por el actor y hacía gala de una pintura exterior metalizada en marrón oscuro en combinación con un interior tapizado en cuero de color beige. Dichas tonalidades estaban presentes en los cinco modelos de la serie ‘The McQueen‘ lanzada a finales de 2016, entre las que se encontraban el Ferrari F12 Berlinetta y el Ferrari California T.

Una demanda millonaria por utilizar la imagen de McQueen

Steve McQueen Le Mans

La licencia que se tomó Ferrari no ha sentado precisamente bien a la familia de Steve McQueen, que fallecía a los 50 años a causa de un cáncer de pulmón. El pasado 30 de julio, Chadwick McQueen, hijo del artista de Indiana, presentaba ante la corte de Los Ángeles (California, EE.UU) una demanda contra Ferrari por utilizar el nombre de su padre sin contar con su previa aprobación.

Tal y como informa la publicación Courthouse News, el heredero de McQueen exige a la marca italiana 2 millones de dólares (unos 1,7 millones de euros al cambio actual) por daños y prejuicios por hacer uso de una marca registrada, así como daños punitivos derivados de utilizar su imagen.

Y es que para promocionar esta serie especial, de precio más elevado respecto a las versiones de producción, Ferrari no sólo hizo uso del nombre del actor, sino también de una fotografía del mismo junto a un modelo de la marca, utilizada tanto en la web como en las redes sociales oficiales del fabricante, así como en folletos publicitarios.

McQueen, una denominación que garantiza el éxito… y mucho dinero

La familia de Steve McQueen demanda a Ferrari por cerca de 2 millones de euros

Según explica Chadwick McQueen, en 2011 visitó la fábrica de Ferrari en Maranello en compañía del presidente de la compañía. Ambos estuvieron comentando la posibilidad de trabajar juntos en una edición especial con apellido McQueen. El hijo del artista norteamericano entendía que Ferrari se pondría en contacto con la familia para aprobar el proyecto, así como para mantener los derechos de imagen, en posesión de los herederos de McQueen.

Cinco años después, Chadwick se sorprendía al ver llegar esta serie especial bautizada como ‘The McQueen‘, para cuyo desarrollo no sólo no habían sido consultados, sino que además había sido lanzada sin su consentimiento. En aquel momento, la familia del actor ya se quejó públicamente, por lo que Ferrari procedió a cambiar el nombre de la serie por ‘The Actor’, aunque en los anuncios seguía manteniéndose la imagen de McQueen.

Ford GT40 Gulf

Los herederos del artista sostienen que Ferrari ha hecho uso de la imagen de su padre para comercializar varios de sus modelos, lo que les permite elevar notablemente su precio. Y es que la denominación McQueen ha sido históricamente sinónimo de cuantías millonarias.

Ejemplo de ello lo encontramos en el Porsche 917K apodado Le Mans, una unidad que participó como coche cámara en la película homónima protagonizada por Steve McQueen y que se subastó el año pasado por 12 millones de euros, convirtiéndose en el Porsche más caro jamás vendido. Lo mismo ocurrió con el Ford GT40 Gulf de 1968 utilizado en la película, cuya venta ascendió a los 11 millones de dólares, también siendo el modelo del óvalo comercializado más caro de la historia.

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