La nueva entrega de la saga, que embarca a su universo de monstruos en un crucero lleno de predecibles sorpresas, brilla en momentos puntuales pero no logra destacar como comedia animada

Foto: 'Hotel Transilvania 3'.

Creada por Todd Durham como un formato multimedia que se pudiera explotar en diferentes soportes, del cine a los videojuegos, la saga de ‘Hotel Transilvania’ supone la gran apuesta de Sony para llevarse su parte del pastel en el mercado de las franquicias de animación cinematográfica para toda la familia. Su punto de partida tiene mucho en común con lo que ya habían planteado los ‘Monstruos S.A.’ de Pixar: imagina un universo donde los seres que asustan, los otros, son los humanos. Un juego de inversión de roles que la ficción audiovisual norteamericana ya había explorado, sobre todo desde la ‘sitcom’, a través de series como ‘Los Munster’ o ‘La familia Addams’.

Al contrario de ‘Monstruos S.A.’, donde los protagonistas son creaciones originales, la trilogía de ‘Hotel Transilvania’ convoca a las figuras más populares del imaginario del terror, con los monstruos, en su mayoría de origen literario, que popularizó la Universal en los años treinta a la cabeza. Drácula, la criatura de Frankenstein, la Momia, el Hombre Lobo y el Hombre Invisible conforman el cuadro protagonista rodeados de sus familias y de múltiples secundarios igualmente surgidos de la ficción fantástica. También a diferencia de lo que ha practicado habitualmente Pixar, la franquicia de Sony despliega unas tramas y un humor destinados al público infantil, sin esforzarse en ofrecer demasiados alicientes para los espectadores adultos. Así, los monstruos están despojados de su aspecto más siniestro y no plantean ningún tipo de lectura sobre nuestros miedos, angustias y pesadillas. Son meros arquetipos simpáticos e inofensivos que, eso sí, dan juego en el registro humorístico que ‘Hotel Transilvania’ ejerce con más gracia, el ‘slapstick’.

Además, bajo su aparente discurso a favor de la diversidad en un entorno variopinto de criaturas extrañas, la saga se instala en los valores familiares más tradicionales y, excepto por el matrimonio que forman la joven vampiresa Mavis y el humano ‘hippy’ Johnnie, en el universo de ‘Hotel Transilvania’ las parejas son siempre de la misma especie, los frankensteins con los frankensteins, las manzanas con las manzanas. La fórmula, sin embargo, funciona en taquilla. Así que ahora nos llega su tercera entrega, en que los transilvanos se marchan de vacaciones en crucero.

Las aventuras de ‘Hotel Transilvania’ vienen firmadas en sus tres entregas por Genndy Tartakovsky, un director de origen ruso con una larga experiencia en el campo de la animación que en este ‘Hotel Transilvania 3’ deja entrever su talento a fogonazos, como evidencia el prólogo de la película. La tercera parte de la serie arranca con un ‘flashback’ que resume el empecinamiento de Van Helsing en la destrucción de Drácula, que en su insistencia obsesivo-compulsiva y en su violencia extrema sin consecuencias recuerda a los cortos de los Looney Tunes de la Warner. Pero Tartakovsky inserta al que será el supervillano de este filme, un Van Helsing en modo ‘mad-doctor’, en el siempre apetecible y rico imaginario del ‘steam-punk’. Así, el cazavampiros aparece en el presente en un formato cíborg retrofuturista.

'Hotel Transilvania 3'.

‘Hotel Transilvania 3’.

Pero quien cobra mayor protagonismo es su bisnieta, Ericka, que en su trazo homenajea otra tradición de los dibujos animados, la de los estudios Fleischer, unos genios de la animación estadounidense que reinaron en Hollywood antes de que Disney arrasara con cualquier tipo de competencia. Erika emula en su peinado y actitud a Betty Boop, el icono ‘flapper’ de la factoría comandada por Max Fleischer. Pero no desprende el aire provocador y desinhibido de esta. En una dinámica más que vista, Erika pasa de ‘femme fatale’ dispuesta a usar su atractivo como arma para destruir al protagonista a mujer rendida a los encantos del héroe masculino. La única subtrama un tanto inquietante en las vacaciones transilvanas la protagonizan la pareja de licántropos. Ambos arrastran cual zarigüeyas y como si fuera una maldición a su incontable prole (una imagen que no invita precisamente a formar familias numerosas), hasta que descubren el espacio infantil del barco… Por razones que se me escapan, por cierto, esta familia con docenas de hijos habla en la versión doblada (la que nos proyectaron a los periodistas) con marcado acento andaluz.

El filme está poblado de chistes que funcionan de manera individual pero que no consiguen armar una buena comedia animada

‘Hotel Transilvania 3′ está poblada de detalles con encanto y gags puntuales. Como sucede en la animación posmoderna, buena parte del humor se basa en la intertextualidad, en las citas constantes y el parafraseo de referencias harto reconocibles de la cultura pop. La película es un festival en este sentido, y tanto ambienta una secuencia en una aerolínea regentada por gremlins, esas criaturas de alma caricaturesca que actúan como perfectos agentes del caos, como te monta una batalla de Dj’s para encontrar la canción más buenrollista de la historia. Por cierto, acaba ganando… ¡’spoiler’! Los responsables del filme también saben desatar el potencial de comicidad animada que encierran la mayoría de personajes. Y añaden al censo de monstruos algunas figuras nuevas muy logradas, en este caso sobre todo esos peces con pies siempre en posición vertical y de perfil cuya gracia se encuentra justo en cómo se resisten a la animación desde su naturaleza estática.

Cartel de 'Hotel Transilvania 3'.

Cartel de ‘Hotel Transilvania 3’.

El filme, pues, está poblado de chistes, escenas y trazos que funcionan de manera individual pero que no consiguen armar una buena comedia animada en su conjunto. En el tramo final, ‘Hotel Transilvania 3’ enrojece un poco en comparación por ejemplo con ‘Madagascar 3’, que sí sabía llevar hasta el paroxismo la vocación hipercinética del ‘slapstick’, y confiaba además en el placer que también encuentran los niños y niñas en el delirio y la subversión de las convenciones.

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