Pocos lugares son considerados más peligrosos que una cárcel de hombres, con sus problemas de violencia y drogas, tantas veces retratados en series, películas y libros.

Una guardia de prisión

El servicio penitenciario en el Reino Unido también tiene sus problemas. A pesar de ello, tres mujeres explicaron por qué elijen trabajar detrás de las rejas en una prisión para hombres.

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La palabra «incomprendida» está tatuada en rosa a lo largo del brazo de Charmaine.

Se lo tatuó en memoria de una amiga que fue asesinada. La amiga se había hecho el mismo tatuaje antes de que la mataran.

«Realmente no sé lo que significa», admite Charmaine. «Algunas personas piensan que viene de una canción, pero yo creo que tiene más que ver con cómo mi amiga se veía a sí misma como persona».

Charmaine

El tatuaje de Charmaine la motiva en su nueva elección de carrera.

El tatuaje ahora está motivando a Charmaine en su nueva carrera. Ella acaba de convertirse en un oficial de prisión.

«Si mi amiga supiera que me convertiría en empleada de una prisión me diría que estaba loca y que me hiciera revisar la cabeza».

Pero fue algo que dijo la madre de Charmaine que la dejó pensando.

«Después de la muerte de mi amiga me tomó algo de tiempo poder pensar con claridad, pero mi madre me dijo una vez que todos merecen una segunda oportunidad«.

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«No podía pensar en otra cosa excepto en lo mucho que odiaba al atacante de mi amiga, pero después de un año o algo así, comencé a pensar en lo que dijo mi madre. Decidí que intentaría marcar una diferencia y convertirme en una oficial de prisión».

Hemos acordado no usar el apellido de Charmaine ni los apellidos de las otras mujeres que aparecen en este artículo por razones de seguridad.

Conocí a Charmaine cuando ella estaba haciendo su entrenamiento en Newbold Revel, en Warwickshire.

La prisión de Pentonville, en Londres.

La prisión de Pentonville, en Londres.

Tiene 50 años, es madre y abuela, y solía ser pintora y decoradora en sitios de construcción, donde ella era la única mujer.

Charmaine decidió que quería probar algo nuevo después de haber tenido demasiados accidentes mientras pintaba, por lo que recientemente ha estado trabajando en una prisión para ver cómo se siente, antes de comprometerse por completo.

Ella dice que está lista para el desafío y se siente confiada de que puede enfrentar la violencia o los incidentes de autolesión, en parte porque ya tuvo alguna experiencia personal con estos temas.

«Mi hermano y mi sobrino se suicidaron. No es algo que me asuste. Sé que puedo lidiar con eso y ser comprensiva y compasiva con la familia, pero es difícil».

Instintos maternales

Charmaine dice que definitivamente usará sus experiencias de vida en este nuevo trabajo.

«Ves a los jóvenes venir a la prisión por primera vez y es muy duro para ellos. Necesitas a alguien con instintos maternales que sepa cómo responder si alguien está molesto».

Una vez ella fue víctima de un crimen. También estuvo en una relación abusiva y terminó viviendo en un refugio.

Aun así, ella prefiere pensar en la prisión como un lugar de rehabilitación en vez de de castigo.

«La prisión les enseña a no salir y reincidir. Tratamos de enseñarles que lo que hicieron no es bueno y luego los ayudamos a volver a la sociedad y ser mejores personas».

Dos mujeres que entrenaron junto con Charmaine son Sally, de 49 años, y Calypso, de 24.

Sally

Sally dice que está lista para enfrentar los desafíos de su nueva profesión.

Sally trabajó en bancos y luego en la municipalidad, mientras que Calypso ha trabajado en bares mientras estudia Psicología Forense en la Universidad Abierta (Open University).

Como aprendices, todas pasan 10 semanas en Newbold Revel, aunque el entrenamiento completo dura 12 semanas.

Allí mezclan un poco de enseñanza teórica en el aula con ejercicios prácticos que aprenden a través de juegos de roles.

Los reclutas aprenden a esposar, revisar celdas, bloquear y desbloquear puertas, así como a enfrentarse la confrontación y a comunicarse bien.

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Charmaine, Sally y Calypso comienzan sus nuevas carreras en momentos de mucha tensión en las cárceles.

Hay evidencia de un aumento en la violencia sexual entre los reclusos y ha habido advertencias sobre el aumento de la violencia y el uso de drogas tras las rejas.

Calypso

Calypso había estado trabajando en un bar antes de entrenarse como oficial de prisiones.

El trío de mujeres se une a una industria dominada por los hombres.

Según las cifras más recientes, hay cerca de 48.000 oficiales de prisiones en Inglaterra y Gales. Un poco más de la cuarta parte de ellos son mujeres.

«Me entusiasma»

A pesar de los desafíos, las tres mujeres dicen que se sienten optimistas sobre el paso que están dando e insisten que no son ingenuas.

«Realmente creo en lo que estoy haciendo», dice Sally.

«Estoy emocionada porque sé que hay una cultura de rehabilitación en la cárcel. Eso es lo que genera cambio y eso me entusiasma. Sí, habrá desafíos, pero esos desafíos son oportunidades».

«Es arriesgado», admite Calypso, «pero eso no me desanima porque mucho de eso tiene que ver con tus habilidades interpersonales».

«No se trata de lo grande y dura que eres. Si puedo ayudar a una sola persona,he cumplido con mi trabajo en la vida».

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