La pérdida o incremento de peso corporal puede depender de varias causas. La más frecuente es el exceso de comida y/o la falta de actividad física.

No obstante existen varios factores internos -metabólicos y endocrinos – que pueden ser causa añadida de incremento o disminución de peso y que siempre hay que investigar. Uno, al que con frecuencia se refieren tanto los libros como los pacientes, es una posible función alterada de la tiroides.

La glándula tiroidea es un glándula de secreción interna situada en la parte baja y anterior del cuello, a veces escondida tras el mango del esternón. Se desplaza al deglutir o beber y así puede ser palpable. Tiene forma de pequeña mariposa o corbata de pajarita y descansa sobre la tráquea. Cuando es ostensiblemente grande se denomina bocio. Si se aprecian nódulos se trataría de un bocio nodular o multinodular.

La función tiroidea es la de producción final de tiroxina, la hormona más representativa estimulante del metabolismo basal. Mayor cantidad de tiroxina, mayor gasto en los procesos bioquímicos celulares. Y a mayor gasto, más tendencia a pérdida de peso.

«Ante un caso de aumento o pérdida de peso, antes de someterse a una pauta dietética, es necesario revisar cualquier incidencia orgánica, emocional, hormonal o metabólica.».

La producción de hormonas tiroideas dependen de la “hormona madre” u hormona estimulante del tiroides (TSH), residente en la glándula hipofisaria, residente en el centro del cerebro.

  • Cuando se produce exceso de tiroxina (hipertiroidismo), existe una tendencia a perder peso o dificultad para ganarlo. Ello se puede acompañar de nerviosismo, gran apetito, temblor fibrilar de manos, diarrea, insomnio, palpitaciones.
  • Cuando existe una disminución de tiroxina (hipotiroidismo), existe una tendencia a ganar peso o dificultad para perderlo. Se suele acompañar por cansancio, tendencia a reposar y dormir, pérdida de cabello, piel seca, pulso lento, sensibilidad excesiva al frío, estreñimiento.
  • Existen alteraciones tiroideas que no van acompañadas de variaciones de peso ni de cifras anormales en sangre. Por ello se suele solicitar una ecografía que analiza la posible imagen alterada del tiroides.
  • Los análisis de sangre y la ecografía o gammagrafía tiroidea facilitan diagnóstico y tratamiento precisos.

    Obviamente cualquier síntoma citado más arriba puede ser debido a otro cuadro patológico. Para ello se realizará el oportuno diagnóstico diferencial por su médico de confianza.

    Ante un caso de aumento o pérdida de peso, antes de someterse a una pauta dietética, es necesario revisar cualquier incidencia orgánica, emocional, hormonal o metabólica. Por ello es evidente la necesidad de una consulta médica, antes de someterse de forma aleatoria a una “dieta de moda”, probablemente sin el rigor científico y la seguridad que puede ofrecer tu médico o tu especialista endocrino.

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